Por R. GUANTE
Las inusuales vacaciones de la pelota local continúan hoy y las actividades se reanudarán mañana con una triple cartelera.
Los Gigantes del Cibao y los Tigres de Licey ocupan la primera y segunda posición de la justa otoño-invernal dedicada a Tito Hernández con pases para los playoffs garantizados, pero todavía en la búsqueda de quedar en el tope del principal evento deportivo del país.
Los vaticinios de pretemporada que señalaban a Tigres, Aguilas y Gigantes como los escuadrones favoritos para dominar la vuelta regular se han cumplido en todas sus partes porque precisamente son estos conjuntos los que se han garantizado una asistencia a la post-temporada que se iniciará el 26 de diciembre con el largo, pero emocionante “round robin” pactado a 18 encuentros por novena.
Los Gigantes, ganadores de la primera fase del torneo anterior por el sistema de desempate luego de quedar igualados en primero con Aguilas y Tigres, todos con marca de 31-19, posteriormente cayeron en la semifinal por lesiones de algunas de sus principales figuras.
En esta estación los importados Brad Nelson y Brayan Peña han tenido aportes significativos para las tropas que comanda el venezolano Luis Dorante mientras que el intermedista Alexi Casilla ha alcanzado el grado de estelaridad en el circuito y forma tremeda dupla de matanza doble con WilsonValdez.
Los Tigres han tenido en el máscara Mathew Tupman un buen productor en una campaña en que los ”menores” Erick Aybar y Anderson Henández, sustentadores de la franquicia en las dos temporadas precedentes, han visto decaer sus números todo lo contrario a Emilio Bonifacio, la estrella en ascenso para los añiles.
En la novena de las Aguilas la preocupación ha estado presente aun cuando su claficación nunca ha estado en peligro. El lanzador Johnny Cueto ha sido el punto luminoso en un equipo que contrario a otros años no ha podido batear ni correr por lo que esperan con ansiedad la entrada a juego de Rafael Furcal, una pieza que debe influir poderosamente en forma positiva el aspecto ofensivo del club.
Las Estrellas han mejorado después de la adquisición de Willis Otáñez, un artillero que aporta poderío en una alineación que apenas ha disparado ocho vuelacercas y comparte con los Toros la última posición en ese encasillado.
Los paquidermos tienen un juego por delante de los Leones con dos pendientes ante ese club.
El Escogido, presionado hasta más no poder pues hay quienes no aceptarían otra eliminación temprana, cesantearon al dirigente Mako Oliveras y utilizarán los servicios de Bienvenido Figueroa en un paso convertido en ordinario, pues ese equipo en los últimos años ha cambiado dirigentes una y otra vez sin resultados positivos desde 1992.
Ellos están a la espera de que Wily Mo Peña se integre a juego como lo hará Furcal con las Aguilas desde esta semana, pero los informes que hemos recibido nos obligan a creer que tendrán que “buscársela” sin el gigantesco mastodonte de Laguna Salada por lo que Juan Melo, Vincent Sinisi y los que entraron a rescatar la tripulación como los Miguel Olivo, Wilson Betemit y Juan Uribe tendrán que fajarse para llevar a las huestes rojas al “round robin”.
Melo, líder de los bateadores, ha sido de gran significación. Fue el jugador al que muchos se opusieron cuando el gerente Mario Soto lo obtuvo procedente de los Toros.
Los Azucareros ocupan el último vagón del tren, al decir de algunos cuando se da la vuelta entonces es el primero, cosa que es buena para mantenerse positivo, pero que en la realidad de la pelota no es cierta. Es un equipo que ha sabido ganar los partidos importantes en las últimos certámenes, pero su personal está claramente por debajo de sus contrarios por lo que esta vez tendrán que redoblar el esfuerzo para asistir a la fiesta de fin de año con representación en los playoffs y para ello contarán con los brazos de Omar Beltré y Joselo Díaz.
Desde mañana comenzaremos a especular sobre los beneficios y perjuicios de unas vacaciones, jamás bien pensada y que la fanaticada nunca agradecerá, pero más pudo la tozudez que el sentido común, ciertamente el menos común de los sentidos, pues hasta en la pelota es echado a un lado.
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