miércoles, 23 de enero de 2008

Factor psicológico, sabiduría convencional y
los Gigantes del Cibao
Carlos José Lugo
Listin Diario

A raíz del articulo de la semana pasada en donde hablamos sobre las posibles causas de la caída de los Gigantes del Cibao en el Round Robin, recibí dos notas muy gentiles por vía del correo electrónico, una del Sr. Martín Ángeles y la otra del amigo Juan Mercado, Director de Prensa de los Gigantes del Cibao.

Tanto Martín como Juan coinciden en que la magnitud del daño que provocó la ausencia de Wilson Valdez ñ así como las de Víctor Méndez y los demás - en los Gigantes es imposible de medir con números, pues el equipo resultó psicológicamente afectado por no tener varios de sus mejores componentes, y por consiguiente la llamada química ganadora fue imposible de conseguir.

Me parece oportuno señalarles que mi intención no fue disminuir la perdida de jugadores como Valdez y Méndez, al contrario, estoy perfectamente consciente de que fueron causa importante de la baja del club. La intención de mi breve análisis fue tratar de encontrar el alcance del impacto en términos numéricos en el principal aporte de Valdez, que es la defensa, encontrándome con que en “sentido general” la defensa conjunta de los Gigantes no sufrió variación negativa en su desempeño entre una etapa y la otra, y que la caída se explica más por la ausencia de ofensiva.

El amigo Juan Mercado me cita varios casos de partidos en los que la falta especifica de Valdez provocó una serie de eventos que culminaron en derrotas para los Gigantes, y yo estoy de acuerdo con él en que posiblemente el desenlace hubiera sido distinto con Valdez defendiendo las paradas cortas. Ahora bien, consciente de que cada juego de béisbol es un suceso independiente, también es impreciso analizar el béisbol “en el vacío” pues el espectro en donde se producen los eventos que formaran la base del análisis, es mucho más vasto que cada juego en sí mismo. Claro, los Gigantes perdieron todos y cada uno de los juegos que mi amigo Juan me hace referencia, pero si la intención es encontrar por vía del análisis las causas, entonces la muestra debe ser mucho más representativa que ese puñado de partidos.

La defensa es un aspecto del juego muy mal analizado desde el lado estadístico por el tipo de enfoque. Para medir el desempeño defensivo de un equipo y de un jugador en particular, con mucha regularidad solemos partir desde lo individual a lo colectivo, y eso es un error. Para llegar a la conclusión de que un equipo es bueno ó malo defensivamente es conceptualmente incorrecto tomar las actuaciones de los jugadores X, Y y Z y luego construir “hacia arriba” el marco del análisis.

En cuanto al factor mental y psicológico, cualquier actividad en la que estemos envueltos los seres humanos tendrá esos componentes envueltos, el problema es que estos no se pueden medir y cualquier interpretación de los mismos tendrá un grado subjetivo considerable. Planteémonos las siguientes interrogantes para que vean a que me refiero: ¿Por qué la ausencia de Valdez afectó a los bateadores y no a los lanzadores? Si fue tan difícil asimilar la perdida de uno de sus lideres lo lógico es que eso debió reflejarse en todo el equipo y no en una parte. ¿Por qué entonces los lanzadores y la prevención de carreras tienen mejor desempeño sin Valdez? ¿Acaso hay una regla de que afecte a unos sí y otros no?

Como ven, no hay (ó al menos yo no la tengo) una respuesta concreta a esas interrogantes.

A diferencia de lo que opina mi estimado Juan, yo sí creo que el béisbol ñ como una inmensa cantidad de actividades de la vida diaria ñ se puede explicar, en una buena parte con números. Lo que es más, el béisbol es un entorno matemático casi perfecto por su naturaleza estacionaria y su particularidad de ser un juego “suma cero” en donde cada evento que ocurre de un lado ñ ofensiva - se refleja en su contraparte ñ defensa y pitcheo.

Para finalizar con este tema les dejo con una nota reciente del escritor Rich Lederer a propósito de la discusión acerca de los meritos de Jim Rice para el Salón de la Fama, y que encaja perfectamente en nuestro caso:

“El escritor Bill James enseñó a toda una generación a retar la “sabiduría convencional” y en muchos casos demostrar su equivocación. Pero más que todo, nos enseñó a hacer preguntas. Gracias a James hemos aprendido la importancia de lidiar con preguntas en lugar de respuestas”.

En el caso de los Gigantes mi intención era la de preguntar las razones de un fenómeno de cuyas respuestas por vía de la sabiduría convencional yo no estaba convencido.

Pulso de la Serie Final
No hay que ser un genio para entender que un equipo que anote 38 carreras en tres juegos tiene muy buenas posibilidades de derrotar al contrario, y eso es lo que hicieron las Águilas en los tres primeros juegos de la actual serie final. En un análisis que escribí sobre la serie mencionaba que las Águilas necesitaban apoyarse en su ofensiva de poder para sacar de juego temprano a los Tigres y anular la ventaja competitiva de su bullpen. Como es lógico, nadie pudo haber anticipado la catástrofe del pitcheo abridor azul en los primeros tres partidos. El Licey ha ganado dos juegos con mejor apoyo de sus lanzadores en las primeras cinco entradas del partido, pero aun quedan sin resolver las disfuncionalidades ofensivas azules de las cuales hemos hablado en varias oportunidades.

El de esta noche es un juego clave en la serie, y que pudiera ser visto en retrospectiva como el que la decida.


 
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